Desastres naturales, accidentes, explosiones, plagas, enfermedades, incendios, entre otras desgracias, causan en la sociedad ciertos traumas emocionales, sin dejar a un lado, el dolor de las familias y amistades de quienes pierden la vida o sufren lesiones graves.
Desgracias como la explosión en San Cristóbal, dejan al descubierto lo que somos cómo país y las grandes debilidades de nuestro sistema de emergencias, la falta de apoyo al cuerpo de Bomberos y la poca cobertura de nuestro sistema hospitalario.
Cuando somos espectadores de cualquier desastre similar en otros países desarrollados, observamos la disciplina, las acciones del cuerpo de Bomberos, los rescatistas, pero, sobre todo, los RECURSOS.
Incluso en esos mismos países que tienen entrenamiento y contingencia para desastres masivos, lo inesperado recurre a ciertas improvisaciones, y el pánico en la sociedad, evidentemente no tiene cómo evitarse. Ahora bien, ¿Es justo que veamos a la República Dominicana deteriorarse en tantas vertientes y no seamos conscientes de que cualquier cosa nos puede pasar?
¿Se toman medidas verdaderas para evitar incendios? ¿Tienen las torres regulaciones claras en el uso de sustancias inflamables y detectores de humo con alarma? Nuestra capacidad de extinguir un fuego ¿Cuál es exactamente? ¿Todos los incendios se extinguen del mismo modo? ¿No hay características distintas según la sustancia que lo ocasionó o el lugar en cuestión? ¿Existe una inspección periódica de las instalaciones de los tanques de gas en las viviendas y negocios? ¿Se tiene un registro de la cantidad de tanques de gas propano en las ciudades?
¿Cómo es posible que conquistas como el sistema del 911, en vez de irlas fortaleciendo, mejorando y ampliando su alcance, lo que hacemos es descuidarlo y deteriorarlo?
Mientras, en San Cristóbal, nos vemos con negocios y casas destruidas, personas fallecidas o con heridas graves, el Dir. de PROPEP, Roberto Ángel Salcedo, recordó a otro 9-11; su mente voló de una a vez a imitar la Plaza Memorial que se hizo donde estaban las Torres Gemelas del atentado terrorista de Nueva York el 11 de Septiembre del 2001, con la GRAN diferencia de que esa conversación sobre qué hacer en el lugar del siniestro, llegó muchos meses después de que se atendieran las emergencias y las víctimas.
La cosmética es la esencia de este Gobierno y así se manifiesta constantemente, entre Misas, bultos, “allante” y movimiento.
Somos una sociedad cada vez con menos garantías de seguridad y atención, endeudada para pagar intereses y dirigida con ineficiencia e indolencia.
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