En República Dominicana no existen ciudadanos de segunda clase, como se le suele referir despectivamente a quienes habitan en colonias de otros países y no tienen derecho a elegir a su máxima autoridad, más bien es enviada por quien les coloniza.
Tampoco tengo la intención de referirme a otras connotaciones de índole económico que crean desigualdad y pobreza, para lo cual, se utiliza la terminología a modo de protesta.
Sin embargo, llamaré la atención a quienes entienden que algunas personas tienen derecho a protestar y otras no, como que si existiese aquí una división de derechos entre ciudadanos del mismo país.
Es un error garrafal, tener cierto nivel de estudio y profesionalismo, y a la vez entenderse moralmente superior a todo el mundo, ni siquiera por un tema de falta de humildad, más bien, porque finalmente los ríos toman su cauce y la vida termina demostrándote que nada es tan perfecto como parece, (hoy lo vemos en el manejo gubernamental de quienes lideraban la Marcha Verde), por lo cual, tenemos que vivir en un mundo de diversidad e imperfecciones.
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Debo de referirme que estas actitudes también responden a un concepto mal denominado de “Sociedad Civil”, a donde pertenecemos todas las personas que no somos militares, nada que ver con estar o simpatizar por algún partido político.
En el orden regular de la vida de las personas, una vez nacemos, somos ciudadanas, primero que todo, esa ciudadanía es la que nos permite a los 18 años ejercer el derecho al voto, como también, a la libre asociación para pertenecer a un movimiento o partido político, SIN RENUNCIAR a ella.
Es decir, que ninguna persona que milite en un partido político pierde su derecho ciudadano. Digo esto, algo tan simple y básico, porque pareciera, según el criterio de algunos grupos, que la militancia peledeísta no puede protestar para que los procesos judiciales sean respetados, ni asumir causas ciudadanas por el alto costo de la vida, el descuido de programas de salud, el mal manejo de la educación, entre otros.
Yo tengo ya más de 12 años quejándome del sistema de pago de impuestos en este país, específicamente para la clase emprendedora en áreas de servicios que debe de pagar impuesto de una factura que no ha cobrado, acumulando moras en la DGII hasta que su cliente le salde. A mi no me importa si fue Leonel, Danilo o quien sea, yo no estoy de acuerdo con eso y lo he manifestado en cualquier escenario interno o externo, porque soy una ciudadana de un país libre y democrático.
Lamentablemente, ya hoy, es innegable que los acuerdos de aposento y la famosa “política por dentro”, a la que tanto se refería Juan Bosch, sigue dominando el razonamiento más básico de personas cuyos destinos dependen de grupitos dedicados a boicotear su ímpetu y deseo de lucha por un país con mejores garantías sociales, haciendo experimentos que oculte sus verdaderas intenciones.
La pos-verdad llegará, tarde como siempre, y mientras los días pasen, seremos cada vez más, quienes con la cabeza fría, entendamos mejor el escenario interno y externo, al mismo tiempo, que los temas de importancia general: empleo, salud, educación, quema de bosques, robo de arena de las dunas, exterminación de manglares en Cabo Rojo, pasaportes, privatizaciones, etc., sigan dejándose a un lado, hasta que el país llegue a un retroceso difícilmente reparable en un mediano plazo.
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