¿Obsesión por regular o por dominar?

Nuestra democracia se encuentra en su momento más débil. Golpeada por el deterioro de la también débil institucionalidad que tenemos, cada vez más afectada por este gobierno, que no ha hecho nada para fortalecerla en lo más mínimo, por el contrario, la turbia transparencia y las respuestas ambiguas sobre el accionar del Estado en sentido amplio, son una muestra de lo que realmente carece de importancia para las presentes autoridades a cargo de la gestión pública.

Es natural ya escuchar a ciertos funcionarios decir que están en esa posición porque se lo pidieron, no porque lo necesitan, cuando se les cuestiona por cualquier tema relacionado a sus funciones y si se ven en un escándalo, la respuesta conveniente es que fue “tratando de hacer algo de buena fe”.

Existe un apagón informativo muy alto, y una exagerada inversión en publicidad e “influencers” de las redes sociales, ni siquiera con el fin de “hablar bien del gobierno”, su misión es solo “la omisión sistemática de críticas” o para “crear tendencias y escándalos faranduleros” que surgen de la nada y distraen la opinión pública. Son simplemente una barrera de contención que conduce el tráfico del debate abierto de las ideas a un juego de suma cero en el imaginario social.

Ahora, el Poder Ejecutivo se despacha con promulgar una Ley para convertir el Departamento Nacional de Investigación en una Dirección Nacional de Investigación, con una serie de artículos y párrafos que parecen estar escritos con un férreo sentimiento leninista y conceptualizada al mejor estilo orwelliano (a propósito de la novela “1984” de George Orwell).

La ley propone el manejo de datos de instituciones públicas y privadas, lo cual incluye asuntos personales que entrarían en conflicto, por ejemplo el secreto bancario y la privacidad que da la democracia en sentido estricto a la libre interacción de las personas y entidades privadas de cualquier tipo. Además, de tener el derecho de acceso a bases de datos de cualquier índole, sin la necesidad de una Orden Judicial. Esto sigue sonando a la ya mencionada, y reconocida, novela de Orwell.

El Ministerio Público ha insistido en decirnos que por primera vez es “independiente”, pero en el orden del discurso es un juego de palabras eficientemente absurdas. Nuestra composición del Estado desde siempre se ha dividido en tres poderes: Judicial, Legislativo y Ejecutivo. No hay tal independencia con tanto hilo vinculante con el Ejecutivo. Es pura fonética comunicacional o semántica organizacional. Estamos hablando de un sistema de gobierno que el PRM desea implementar basado en el temor a las libertades más elementales de cualquier democracia que se denomine decente. 

Esta Ley 1-24, presentada por primera vez en el año 2021, pasó a comisión varias veces y por diferentes momentos de escándalos porque su interpretación puede apelar a intervenir en la libertad de prensa y opinión; sus artículos son tan poco profundos y a la vez nebulosos, que le otorga poderes altamente peligrosos y conflictivos a una Dirección que prácticamente se hace omnipotente en nombre del cuidado de nuestra soberanía nacional. El o la Ciudadana vista como una entidad, no asumiría una legislación tan siniestra a sus libertades sociales. 

Parece que no es suficiente la efectiva compra de voluntades y opiniones que ha logrado este gobierno con el uso exorbitante de recursos en publicidad que le ha resuelto su quincena a cualquier persona que se haya dedicado a ser popular por las redes sociales, incluyendo, aquellas cuya audiencia no influye en las decisiones fundamentales del tejido social. El asunto es tener dominio y pase libre para la represión, el hostigamiento y la persecución. 

¿Por qué se debe de gobernar con tanto temor y elevar la coacción gubernamental a estos niveles?

Este país cuenta con las herramientas para hacer buenas gestiones y lidiar con la diversidad de opiniones, la oposición y los desacuerdos comunes de la mecánica política social en el más gregario de los sentidos. No obstante, luego de tanto alardear de justicieros, ahora nuestros logros alcanzados en estructurar un estado de derecho convincente, están en un verdadero peligro. Al parecer ya entramos a la fase distópica de esta gestión de gobierno.

La vieja y la nueva política

El contraste extremo se pone cada vez más de manifiesto. La lucha constante por la atención en una sociedad conectada 24/7 recibiendo datos por diferentes plataformas, ha puesto de moda que en el acontecer político, cosas que suelan llamar al escándalo o al desagrado de una parte de la población, se le catalogue como la vieja política y que se entienda que la nueva política es la correcta.

Esta clasificación agrupa tanto y peca de generalizar. Es un término que asume que la política y la gobernanza que han ocurrido, generalmente, no está a la altura de lo que algunos consideran tiempos modernos. Sin embargo, esa nueva política es una que parece vieja. Estamos en una época en donde rara vez se hace algo que no se haya hecho antes, pero ¿quién anda buscando antecedentes de nada?

Intentar ser novedoso es legítimo, además, para algunas personas parece ser un camino muy “cool” por así decirlo, porque nos invita a ir por senderos que me recuerdan a las ilustraciones de los cuentos infantiles, con verdor, brisa agradable, saludando a nuestro paso por el frente de la casa de esa vecina o vecino amable y cordial, viendo animalitos correr o volar de manera armoniosa adornando el paisaje, y en una actitud presta a resolver de manera simple los inconvenientes que se presentan.

Sin embargo, lo viejo y lo nuevo no siempre es garantía de mejoras, sólo llena un vacío que nace del acumulo de decepciones. Es como ofrecer la palabra “cambio” como algo netamente positivo, cuando estamos conscientes que en nuestra vida personal no todo cambia para mejor; hasta la muerte repentina de un ser querido es un cambio que genera dolor y muchas veces desbalance en una familia.

Es cierto e innegable que hay prácticas en la política que se repiten una y otra vez que no son del agrado de la clase media, y que realmente caen en un efecto de violencia económica como la configuración de un escenario político , sobre todo por demarcación, basado en el derroche de dinero y parafernalias. Mientras que al mismo tiempo, observo a una clase que se acomoda en la crítica, pero que no se integra a generar soluciones duraderas y concisas.

A la clase más necesitada se le acusa de ignorante, pero yo me sorprendo diariamente de la cantidad de personas de la clase media, formadas y con carrera de éxito, que conocen muy poco del Estado, o ignoran totalmente ciertas legislaciones que afecta nuestro desarrollo democrático y que caen víctimas en todas las distracciones faranduleras que se promueven cada vez que algo importante pasa que afecte al Gobierno.

Lo peor es que el aprecio por la democracia ha ido en constante decrecimiento, lo que significa, que corremos peligro de volver a regímenes menos democráticos, y que se le nombre “la nueva democracia”.

Mientras tanto, la política actual no escatima recursos en silenciar hasta “influencers”, no matándolos, pero sí haciendo uso de nuestros recursos para publicidad digital que abarca el pago a personas con muchos seguidores, incentivo que sirve para calmar a la población inconforme. Esta práctica sería parte de una nueva política 5G que de positivo, no tiene nada.

Entiendo que la mejor práctica es aquella donde evalúas las cosas bajo parámetros de resultados obtenidos, tomando en cuenta los errores y las posibles mejoras porque hay que reconocer que muchas cosas buenas se fueron desvirtuando con el tiempo y muchas cosas malas se han hecho con artefactos modernos, lo que indica que: lo viejo, lo nuevo y el cambio, en sentido general, no funciona, solo es lógico en temas específicos.

Aquí vamos de nuevo

Al inicio de un nuevo año, tenemos la sensación de que se abren nuevas oportunidades, pero, en el ciclo de la vida, fuera de los esquemas geográficos donde La Tierra cumple 12 meses en darle la vuelta al Sol, al final, se trata de un fin de semana festivo, y el conteo de la traslación del planeta, puede empezar y terminar cada día. 

Pero, la humanidad logró encontrar cómo contabilizar los 365 días más las 6 horas que se tarda esta nave en la que habitamos en girar  alrededor de la estrella solar, y sumar cada 4 años esas 6 horas para agregarle un día más a febrero, como es el caso de este nuevo 2024 que es bisiesto.

Entramos en un año electoral, que se siente viejo a pesar de sus pocos días contados, ya que entre las fiestas navideñas, independientemente de las acostumbradas fotos familiares que muchas personas comparten por las redes, también se hicieron públicas muchas riñas, accidentes, propagación de videos de personas utilizando cocaína con poca discreción en las vías públicas, sin restarle importancia, al vil asesinato de una ciudadana venezolana en un apartamento en Piantini, que siguió con la descuartización de su cuerpo, acto que no fue el único feminicidio del mes, lamentablemente, pero si uno de los más escalofriante.

El 2024 será el año donde pueden aflorar muchos sentimientos reprimidos, las palabras “no enunciadas” por pensamientos escondidos, pueden convertirse tanto en sensatez, como en odio y tozudez. Porque existe una realidad donde personas con un alto nivel de conocimiento, fueron manipuladas por un supuesto instrumento de lucha ciudadana, sin embargo, los resultados han sido decepcionantes y hoy, su lucha es debajo de la piel entre la vergüenza, el desencanto y la soberbia.

Mientras el bolsillo continúa resentido, la deuda privada se ha incrementado y muchas personas se están endeudando para cubrir gastos fijos o necesidades  como la alimentación.

Los y las capitaleñas estamos viviendo en un estado de preocupación y pánico. Cada vez son más las personas que no tocan timbres, más bien, llaman por su celular desde el carro para que alguien salga a recibirles, por temor a durar mucho frente a un portón y que pase un motorista a robarles la cartera y el celular; a esto se le agrega: los atascos, la falta de tiempo, el costo de la vida, etc.

Desde que cae un poco de agua, los nervios se ponen de punta, porque nuestra ciudad, el gran Santo Domingo, está en un colapso fuerte que necesita un trabajo integral, que implique el fomento de una nueva cultura ciudadana que  nos permita hacer un cambio de esquema de vida más llevadero.

Al mismo tiempo, entre deudas y problemas económicos, la composición social actual ha cambiado el paradigma de la diferenciación de clases, ya que hay accesos que son prácticamente universales y hasta la ropa de marcas “exclusivas” pueden aparecer entre la ropa que viene por Pacas, nos encontramos con que la escala de valores de las personas se vuelve cada vez más complicada e incoherente.

La vida personal de desconocidos que se hacen virales, consumen nuestra atención, porque entramos a una nueva era donde prácticamente toda la ciudadanía conectada puede generar contenido, y gran parte lo hace, mientras que nuestro cerebro aún no cuenta con la capacidad de procesar tanto y tan rápido, y al mismo tiempo. 

Lo ideal sería lograr ser más eficientes en la selección de contenidos que se acerquen más a nuestra realidad.

Y en medio de esta gama de diversión; el morbo, el gozo, el amor y el odio, se acerca nuestra fecha de ir a votar para elegir a nuestras autoridades para plazas electivas, las municipales en febrero y las congresuales y presidenciales en mayo, que es el foco principal de este nuevo año 2024 y sin duda, un elemento que incidirá en nuestra vida, independientemente de todo.

Y una vez más, volvemos al ruedo.

Alguien que quiera ser alcalde

Esa frase dicha por Domingo Contreras, es muy profunda en esta coyuntura, porque realmente no estaba en los planes de la actual alcaldesa Carolina Mejía inscribir su candidatura por segunda vez. Al respecto circularon muchos motivos, incluso, en algún momento su padre, el ex-presidente Hipólito Mejía, manifestó tiempo atrás que no le gustaría que repitiera, pero que apoyaba cualquier decisión que ella tomara. Salieron notas de prensa donde la alcaldesa declaraba que estaba explorando otras alternativas y bueno, el haber dicho definitivamente que se postularía el último día que la JCE puso de plazo para la inscripción de la candidatura, nos deja entender que si hoy es candidata a reelegirse como alcaldesa, fue luego de pensarlo y repensarlo.

Querer ser alcalde o alcaldesa en esta época en donde hay un mayor cuestionamiento por la función de la alcaldía en la Capital, importa, porque los problemas de esta ciudad primada de América van en crecimiento y las soluciones cosméticas no duran mucho tiempo, ni salvan vidas.

No es un mito el hecho de que nuestra ciudad está colapsada. Ya las aseguradoras de vehículos la califican como una zona de gran peligro y todo indica que se subirán las pólizas, para dar un ejemplo. Así que hoy en día es vital educar más al respecto y entender cuales son las responsabilidades del gobierno central, como las de los gobiernos locales, es decir, las alcaldías.

La Capital dominicana es el epicentro de la mayoría de las diligencias y por esto recibe miles de visitantes desde las diferentes provincias del país diariamente. Es por esto que la ley de Capitalidad es urgente.

Es preciso crear en nuestra consciencia como capitaleños/as un verdadero concepto de ciudad cosmopolita, que se corresponda con el país en vías de desarrollo que, a pesar de sus retrocesos en puntos importantes, se supone que es la principal imagen de la República Dominicana; esto nos exige que salgamos un poco de esa dejadez natural, fruto de la época de gozo en la que vivimos, donde la mayoría de manifestaciones musicales o culturales que se producen reflejan un estado eterno de placer, sin embargo, construir una ciudad, no sólo que agrade a la vista, si no, que forje una ciudadanía comprometida con su entorno y que asuma ser parte fundamental en lograr una mejor calidad de vida común, no es una tarea fácil, ni cosmética.

Las políticas públicas municipales deben de aplicarse sin complejos y entendiendo las necesidades de los sectores productivos, porque, hasta el desvío de una calle puede provocar la quiebra de algunos comerciantes y muchas veces, si hacemos bien la tarea, se pueden lograr soluciones que no implique necesariamente esta tragedia en algunos establecimientos, a pesar de que se hagan sacrificios de todas las partes afectadas para encontrar una solución a temas comunes a los que no podemos seguir dándole la espalda, como la realidad de los buhoneros que si salimos a investigar, parece que se desvistió un santo para vestir a otro.

Nuestra ciudad es sucia, en sentido general, y tiene muchas situaciones que no hemos podido superar; edificios viejos que no dejaron espacio para sus desperdicios, personas que se trasladan cuadras en algunos barrios para llevar su basura al tanque que puso un ciudadano de buena fe y se lo vuelven un vertedero, medidas drásticas que se toman sin pensar en alternativas que no impliquen consecuencias fatales, un tránsito caótico, negocios en zonas residenciales que reciben decenas de clientes a la vez pero sólo cuentan con cuatro o seis espacios de parqueos, calles con capas y capas de asfalto que han convertido las cunetas en rigolas, además de cañadas, ríos y playas contaminadas, etc.

Son muchos los sectores que se han convertido en parte del problema, ahora debemos de convertirnos en la solución, y por estas razones entiendo que si existe una persona en la palestra pública que tenga una vocación de municipalista es Domingo Contreras, presto a poner en marcha desde soluciones sencillas que necesitan algunas comunidades dirigidas al ocio saludable, la cultura, la vida en comunidad, la salud física y mental, como también, a embarcarse en soluciones complejas a problemas difíciles que nadie le ha querido meter mano en los últimos años, como: la calidad del aire, la responsabilidad extendida de las empresas con los envases plásticos, el efecto de isla de calor, la arborización de la ciudad, el subsuelo, los drenajes, la seguridad, la prevención, entre muchas cosas más.

Querer ser alcalde, tener conocimiento y vocación para asumir este reto, es algo que necesitamos con urgencia, soy yo, como capitaleña que necesito que esta alcaldía la asuma una persona con un alto conocimiento científico, que tome decisiones en base a estudios, con un plan concreto con miras a un urgente desarrollo urbano sostenible.

La abundancia que nos trajo el PRM

En esta época de “abundancia” donde a pesar de las carencias y la pobreza que aún existe gracias a que la especie humana ha fracasado en todos “los modelos experimentales de desarrollo” respecto a conseguir un estado de bienestar que funcione para “toda” la población mundial, sin embargo, tal vez porque hay tanto acceso a dispositivos tecnológicos, vestimentas y utensilios, ya sea porque la producción es más alta que la capacidad de consumo o la obsolescencia programada hace que haya equipos y electrodomésticos que pasen a segunda y terceras manos con mayor facilidad que antes.

En fin, todo es de a mucho, menos el dinero en los bolsillos de las mayorías, ese se sigue quedando en las manos de unos pocos; sin dinero, difícilmente se consigan alimentos de calidad, buena atención sanitaria, transporte, y una serie de servicios básicos en sentido general. Por lo cual, abunda lo bueno, lo regular y lo malo.

Con el PRM hemos aprendido con qué más podemos vivir en abundancia, porque si es para recibir golpes, vienen de “a mucho”.

En lo que se refiere a usar la legalidad como un instrumento a la medida de sus muchas desfachateces, es lo más común para este gobierno. Se empezó con un simple cambio rápido al marco legal del INAPA para poder nombrar a un abogado, luego “suavizar” la ley de compras para la adquisición de las vacunas contra el COVID-19, aprovechando el miedo de la población, sin ser esto realmente necesario, y la más reciente, es la ley que le entrega al Estado las facultades de revisar contratos anteriores, que luego entendimos el motivo de la urgencia cuando el Presidente anuncia, cinco días más tarde de ser promulgada, una renegociación con la empresa que maneja seis aeropuertos dominicanos a siete años antes de su vencimiento. 

Dicho anuncio provocó que una parte importante de la sociedad, la bancada opositora en el Congreso y grupos de comunicadores, hayan expresado desacuerdo con puntos y detalles sobre el inesperado y rápido sometimiento al Congreso, por parte del Poder Ejecutivo, de la renovación del contrato para la administración de AERODOM, dejándonos sin aliento y llenos de desesperanza, y lo peor es, que se siente la alta arrogancia del Gobierno en esta inescrupulosa, irracional e irresponsable medida. 

Y para rellenar mucho el pavo en tiempos pascueros, empiezan las irregularidades del bono navideño a salir a flote, mandando notificaciones a los celulares de las personas beneficiarias confirmando el retiro del mismo, sin que estas lo hayan realizado.

Son tantos palos, que me entusiasmaría un estudio profundo sobre lo que genera socialmente el exceso de decepciones, algunas provocadas por un exceso de expectativas y otras, sencillamente, porque aunque no creíamos en las propuestas del “Cambio”, ya que no contaban con el sustento necesario, tampoco veíamos venir tanta abundancia de descaro, luego de una “marcha verde, ocupación de la Plaza de Bandera de negro y unas redes sociales llenas de declaraciones de perremeístas antes del 2020 que no se corresponden con su discurso actual”.

El héroe de la abundancia es el agente “Mucho 007” del PRM, el actual ministro de educación Ángel Hernández, que parece tener “licencia para denostar”. La ética gubernamental funciona, siempre y cuando no se trate de un amigo. De este señor hasta los propios perremeístas se quejan porque ha resultado un manojo de muchas “chuladas”, porque todo se lo toma a chiste, desde hacerle un desplante a la comisión del Congreso encargada de temas educativos, pasando por el fracaso de los libros que costaron más de 700 millones de pesos, realizados a cargo de un grupo de personas que él designó para trabajar paralelamente y sin supervisión de la Dirección General de Currículo, gasto que, hasta el día de hoy, no se tiene constancia en documentos públicos bajo cuál proceso se licitó o se pagó y llegando a lo más reciente, que ha sido contratar su propia universidad violando la Ley de Función Pública y la Ley de Compras y Contrataciones.

Otra cosa que abunda es negar de a mucho: desde la fiebre porcina que llegó con ellos en el 2020 y sigue en el país dañando la industria y la salud de la ciudadanía, ocultando la cifra de la mortalidad infantil, como vimos a principio de este año, y ocultando los casos de dengue y de cólera hasta que no hubo más remedio que aceptarlo. Y si de mucha extrema abundancia redundante hablamos, no podemos olvidarnos de que los préstamos, uno de los temas opositores principales antes de llegar al poder, pero que hoy han roto récord nacional por ser los más altos en 70 años y los menos invertidos en obras y bienes de capital. Mucha también es la migración sin control del país hermano, luego de haber enviado muchos guardias y tanques de guerra a la frontera por el tema del canal del río Dajabón, obra que de todos modos ha seguido en marcha.

De tanta abundancia, ya parece que: la migración ilegal se volvió invisible, la corrupción dejó de ser corrupción, la pérdida de vidas por descuido, mala gestión o producto de la delincuencia son sólo números en un documento y el endeudamiento pasó al umbral donde el dolor ya te deja inconsciente y la cuestión es hacer de las mentiras la cotidianidad.

Nuestra escala de valores

Hablar de valores, me resulta siempre tan polémico, porque si el valor que le damos a las cosas, las personas o las conductas, lo ponernos en una balanza donde el peso de los mismos dependa de un tema cultural, religioso o moral, entonces los resultados serían tan complicados como interesantes de comparar.

Interpretar aquello que la sociedad, en sentido general valore, desde nuestra visión sobre lo qué consideramos importante y justo, es un ejercicio de reflexión constante y muchas veces frustrante.

Presumir de nuestras creencias religiosas suele ser muy útil en sociedades como esta, porque ayuda a crearnos una imagen bondadosa ante los demás. A pesar de que los valores son laicos; la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la sinceridad, la ética, la empatía, la responsabilidad, entre otros, son practicados indistintamente entre personas religiosas o no, incluso, la falta de tolerancia es común entre quienes se toman la religión de manera extremista.

Los valores aplicados por las personas hasta se vuelven incoherentes, por ejemplo, existen quienes valoran la vida desde la concepción y al mismo tiempo incumplen reglas de tránsito, provocando accidentes catastróficos. Quizás, el sentido de responsabilidad y la prudencia, no lo asocian con la preservación de la vida.

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Luego, veo que hay mucho discurso sobre los valores familiares. Indiscutiblemente la armonía y la estabilidad del hogar repercute de manera positiva en nuestra vida, y nuestra formación más importante debe de venir de nuestros hogares. Sin embargo, lamentablemente, también pasan muchos abusos dentro del ambiente familiar en infinidad de condiciones, algunas tolerables, pero otras, rompen todos los parámetros posibles de convivencia.

La escala de valores se vuelve confusa en estos tiempos, porque la vida en sociedad cambia, y aquello que antes se consideraba un irrespeto, hoy la tolerancia lo hace aceptable, o al contrario, nos volvemos intolerantes ante situaciones anteriormente normalizadas. Mientras, q el consumismo ha crecido a tal punto, que hay quienes valoran más fumarse un puro de una marca costosa, que cumplir con la responsabilidad de pagar la compra semanal del supermercado para su familia.

Lo que más frustra a personas como yo, respecto a entender aquello que los demás valoran, está relacionado al criterio de selección que tienen algunos medios para visibilizar problemas, propuestas y personas, e importantizar temas banales.

El mérito, es otra cualidad muy poco valorada, al final, puedes pasarte la vida entera luchando para conseguir algo y entiendes que te compensarán por eso, pero cuando se presenta la oportunidad, resulta que aunque labraste el camino, fue a ti que te cerraron la puerta, dándole paso al oportunismo de otra persona.

Ahora, el valor de la diversión lo sentimos sobre dimensionado. Los fabulosos años 20 del siglo pasado, con sus legendarias fiestas, quedan opacados ante este deseo desenfrenado de evadir problemas, de que se difundan contenidos vacíos, de participar en encuentros masivos en espacios públicos (los teteos), llegando a generar violencia y hasta muertes, provocando incluso, estampidas sin control cualquier día de la semana.

Mientras acumulamos temas sin resolver, las soluciones complicadas a problemas aún más complicados, no parecen interesar a un grupo importante de personas, incluso, vulnerables ante dicha situación, mientras, que la prevención ha logrado perder valor ante el consuelo.

Y cómo el valor de todo es subjetivo y circunstancial, si estás perdido en el desierto, ¿Qué tiene más valor? ¿Un reloj de oro y diamantes o una botella de agua?

Hacia el Rescate RD

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), la Fuerza del Pueblo (FP) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) han logrado hacer una alianza bajo las circunstancias más difíciles posibles y gracias a un ideario que se sembró en lo más profundo de sus militancias y en la población, en el entendido que solamente unidos serán vencedores.

Contra esta alianza, evidentemente, está el partido de gobierno que utilizará toda la cantidad exorbitante de dinero destinada a publicidad, que le sirve a su vez, para intentar opacar el gran impacto que crea este acuerdo de cara a los comicios del 2024.

Debemos tener la claridad de que no faltará en el escenario uno que otro “pensador independiente” con intenciones de boicotear este esfuerzo maravilloso de Rescate RD, en función de sus intereses personales y en contra de la verdadera situación de emergencia en la que se encuentra el país en manos de este desgobierno que ha desbaratado conquistas ciudadanas que ya eran problemas superados, que tampoco ejecuta pertinentemente el presupuesto estatal por su alta ineficiencia y desconocimiento operativo, ocultándolo con un discurso de ahorro, mientras, la población está incurriendo en deudas para alimentarse, entre una serie de situaciones que nos llevarán próximamente a un mayor decaimiento hasta someternos a circunstancias de pobreza y desequilibrios financieros y económicos no existentes en el pasado reciente.

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El escenario electoral para el 2024 va a necesitar de un esfuerzo ciudadano especial con mayor capacidad de sensatez, en vista de que por primera vez, tenemos una alianza en función a la importancia de la respectiva representatividad de cada plaza electiva y división de los poderes que tiene cada boleta, es decir, que ganar mayor cantidad de representantes municipales y congresuales creará un ambiente más equilibrado y trazará un camino para la boleta presidencial (que va por separada de la alianza), que hoy apunta a una segunda vuelta.

Hay que estar alerta y observando a las figuras que desarrollan esquemas donde su interés personal está muy por encima de los intereses generales de una población, así como también, a mitigar “brotecitos” de personas en los partidos de oposición que se forjen una idea de apelar por escenarios que les favorezca, por encima, de un ideario colectivo que implica riesgos y sacrificios.

Cómo política observo que estamos ante retos históricamente importantes, y creo que en el futuro, esta situación será documentada y estudiada, y no diré más al respecto porque hay que dejarle al tiempo que transcurra sin estar vaticinando más posibilidades que las razones por lo cual el camino hacia el éxito está construido, a pesar de los obstáculos.

¡HOY TENEMOS UNA ALIANZA MUNICIPAL Y CONGRESUAL!, y eso importa. Detrás de cada figura que va por una plaza uninominal, léase alcaldías y senadurías, existe un gran reto de conseguir cohesión y trabajo armonioso para que el mapa de representación electiva derrote al PRM.

Hago un llamado a que quienes encabecen plazas uninominales favorecidas por la alianza, dejen cerrados los espacios para el fomento de chismes, nimiedades, roces y tonterías de carácter personal, sobre todo, provocadas por personas que tienen baja formación política o intereses dudosos que no aportan a la necesidad ciudadana de armonía y un futuro con mejores garantías de desarrollo y sostenibilidad. 

El foco es que en el 2024 debemos, con la voluntad ciudadana y de manera democrática, sacar del poder a personas que no tienen ningún tipo de escrúpulos y se valen de las más absurdas bajezas con tal de mantener a este pueblo sometido a sus engaños.

Encuestas, decisiones racionales y otros cuentos chinos

Ya hace dos semanas que escribí sobre los partidos políticos y sus métodos de elección, describiendo cómo, esto que llamamos “democracia” se ha vuelto difícil de operativizar.

Modestamente, me considero una observadora constante de la conducta humana. En la política uno va desarrollando un sentido de construcción del pensamiento que tiene mucho que ver con vigilar las acciones y narrativas de los diferentes actores que te rodean. Dicen que “quien busca, encuentra”, pero, aún cuando uno no anda buscando, las cosas llegan, gracias al tejido social imperante y las conversaciones, que sin tocar un tema en cuestión, desatan detalles que crean una alerta, como también, la actitud cambiante de las personas cercanas según sus intereses del momento.

En toda lucha por el poder existen diferentes tipos de violencia, la violencia económica, la del abuso de poder, la violencia política la de género, entre otras. Nuestra “democracia” no cuenta con los mecanismos suficientes para aminorar a ninguna de ellas, a pesar de que la Ley Electoral condena la la violencia política de género, pero no abarca una serie de factores en la que nos vemos dentro de los partidos diariamente.

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En el panorama de los partidos políticos mayoritarios en función de las conformaciones de sus boletas electivas, hoy vemos, que todos los métodos que hablé en mi mencionado artículo, han causado crisis: las primarias cerradas, la asamblea de delegados, y por supuesto, las encuestas. En todos se aplican los diferentes tipos de violencia arriba mencionados.

Entre dichos métodos de selección, las encuestas, terminan siendo el instrumento por excelencia para la manipulación de resultados,  porque se trata de datos que corresponden a un “cuasi método científico” secreto y silencioso, sin ser presentado a priori -formalmente-, lo cual, le condena al cuestionamiento respecto a una “metodología operativa” que puede ser adecuada para beneficiar a particulares. La primera derivada de este fenómeno es que resulta en convertir el “instrumento” en un mecanismo de denostación personal, y órgano legitimado de ejecución de la escatología de la violencia antes mencionada.

La idea de encuestar para elegir candidatos y candidatas surge de la raíz del supuesto de que cada partido tenga en su boleta personas que conecten con la población, porque los partidos se nutren de los votos y la ciudadanía vota por las personas que entienden les pueden representar. En nuestra sociedad de la confusión y del odio electrónico, hace que la construcción de narrativas iniciadas por grupos que concentran poder, la asuma cierta militancia contagiada, utilizada y necesitada de atención, para minimizar la dignidad de algunas personas, siendo esta mecánica una versión moderna de la antigua lapidación o estigmatización escarlata.

Por ejemplo, si eres una mujer con incidencia en los medios y grupos sociales, la narrativa es negar que estás haciendo trabajo político con “dirigentes”, pero si son hombres que traen de los medios para que ocupen plazas reservadas, si le valoran que tienen un impacto hacia la sociedad que es lo que “necesitamos”. La famosa dirigencia es otro tema, porque las encuestas no son internas en los partidos, están dirigidas a la ciudadanía, por lo cual, lo dejaremos fuera de esta conversación.

Hemos visto, analizando particularmente lo vivido en la selección de la boleta de la Circunscripción 1 del Distrito por el PLD que, además de lo arriba expuesto, para citar más ejemplo, si se trata de un hombre que lo inscriben sin estar en el país desde el inicio hasta el final de la pre-campaña, entonces, aparece con una puntuación mayor que muchos, y nadie lo cuestiona frente a las puntuaciones menores obtenidas por mujeres que sí han hecho el trabajo. Para colmo, adrede nos ponen al final de las puntuaciones para que sea por “cuota” y así, no reconocerles el trabajo, incluso, superior a hombres cuyos números no alcanzaron para entrar, sembrando en el ideario de la militancia que por culpa de la cuota de género quedaron fuera compañeros con mayor porcentaje en las encuestas.

¿Las mujeres hacen el trabajo y no suben en las encuestas, pero los hombres da lo mismo lo que hagan, salen por encima SIEMPRE?

De la lucha de TITANES -hombres-, que armaron ciertos líderes, quieren culpar a las mujeres.  Me explico; para hacer esta comparación debemos dejar fuera de discusión a las candidaturas que van por reelección que en el caso del PLD en la Circunscripción 1 es una mujer. Ahora bien, la violencia política de género se aplica cuando quieren plasmar en el ideario del peledeísta que las demás nuevas mujeres no nos comparamos en números a los demás nuevos participantes, (nuevos por ser la primera vez participando para esa plaza) incluyendo, compañeros que no pudieron hacer nada de campaña porque una situación de salud familiar se la impidió. Y para ponerle la cereza al pastel, hacen el documento público, para denostar nuestra imagen.

Todas estas experiencias hay que exponerlas, porque se supone que debemos de vivir para fortalecer nuestra democracia, no para usar los recursos legales e instrumentos para la equidad representativa, como herramientas que nos ayude a resolver el problema entre los favoritos de ciertas cúpulas bajo la premisa de robarnos nuestro trabajo y el derecho de crecimiento y fortalecimiento.

Hacia una educación de la no violencia

Los años pasan, se supone que avanzamos, sin embargo, la violencia de género y los feminicidios no disminuyen.

La prevención es deficientes, porque no cuentan con las alertas y los mecanismos de intervención oportuna, sobre todo, porque aún sigue siendo difícil de creer, para muchas de las víctimas de abuso, que tu pareja te termine matando, y todavía, hay quienes creen que las amenazas se quedan hasta ahí, por una rabia del momento.

Debemos lograr alcanzar la educación ciudadana adecuada que fomente una cultura de tolerancia y respeto, sobre todo enfocada en las nuevas generaciones. 

No tanta juventud dominicana ha logrado una sensibilidad pertinente respecto a los derechos igualitarios entre hombres y mujeres, así lo evidencia la cantidad de tragedias y feminicidios que son perpetuadas por hombres jóvenes. Lo que indica que las mujeres jóvenes siguen expuestas a ser posibles víctimas de asesinato por parte de sus parejas en el transcurso de sus vidas, y esta proyección hay que variarla y continuar con la visibilización del problema, mientras, algunos insisten en seguir produciendo música y contenidos que no colaboras con la causa, más bien, al contrario.

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La cultura ante una NO violencia de género, comienza cuando se reconoce que no exageramos negándonos a aceptar la normalización de la violencia expresada en el lenguaje, en las bromas sexistas y en las etiquetas que les atribuyen a las mujeres para justificar ser castigadas por comportamientos comunes y normalizados en los hombres, que nada tiene que ver con conductas inapropiadas.

“Eres chismoso como una mujercita” “pareces una Doña de patio de tanto que peleas” “lloras como mujer lo que no pudiste defender como hombre”, son estereotipos irreales, pero que quedan en el ideario de las personas.

Realmente ni el chisme, ni el pleito, ni el llanto tienen género, cualquier persona puede ser peliona, estar triste o ser chismosa, ya sea hombre o mujer.

La alta tasa de embarazo infantil y adolescente, es otra manera de violencia, por una parte porque son muchas las niñas embarazadas producto de violación o incesto, víctimas desde sus propios hogares por familiares y amigos cercanos, que deberían de protegerlas, y otras , porque son víctimas de la ignorancia y la falta de acceso a la educación sexual, emocional y reproductiva, como a políticas públicas comunitarias que mitiguen esta triste realidad, de la cual, ni siquiera son conscientes.

Las mujeres políticas, también somos foco de violencia política de género, que implica desde la falta de respeto, el cuestionamiento sobre nuestra vida personal (cosa que no sucede con los hombres), como también, acoso en los medios digitales por su apariencia física, entre otros.

A veces siento que recibir noticias de feminicidios ya no sorprende o indigna tanto, es como si estuviésemos normalizando estas tragedias porque se nos haga común, y no podemos caer en esa actitud, debemos de fomentar el repudio ante dicha práctica.

¡POR EL FIN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER!

Los Noviembres

Ya vamos por dos noviembres consecutivos con un fenómeno natural que pasa dejando traumas sociales y pérdidas humanas. La naturaleza nos muestra que puede más que nosotros, que los efectos del cambio climático son ciertos y nos restriega todos nuestros desperdicios, los que afloran en cada crecida de un rio y en el desborde de cualquier cañada, cada vez más contaminada.

Luego de la tormenta nos queda ese sentimiento de haber sido arrasados, recordamos una vez más que seguimos viviendo bajo vulnerabilidad, que ya no importa tanto la clase social, porque el peligro puede llegar a cualquier zona.

Estamos ante un partido de gobierno que pide a gritos no politizar esta desgracia, afectada por la falta y el abandono de políticas públicas que agravan las capacidades de desarrollo y no nos protegen de estos desastres naturales, que terminan en desgracia para muchas personas, mientras que las excusas y la búsqueda de culpables pasados, sigue siendo su modus operando.

Necesitamos urgentemente resolver el tema del sistema de alcantarillado precario de esta ciudad, destapar imbornales, fajarnos con el tema del sub-suelo, así como también, controlar mejor los desperdicios, eliminar el foam y reciclar el plástico.

Como es el Gobierno de lo nunca visto, cada noviembre ahora pasa algo que nunca había ocurrido antes.

Cuando el país está bajo amenaza de intensas lluvias, es mejor movilizarse con la expectativa de lo peor y que no suceda nada, que descuidarse creyendo que no va a llegar a mayores, como todo indica que pasó con este fenómeno atmosférico que no contó con las medidas preventivas necesarias porque el Estado no le dio la debida importancia. Por ejemplo, impedir el paso por el túnel de la 27 con Máximo Gómez desde el momento que por sus paredes empezó a salir agua, era suficiente para evitar la desgracia de que nueve personas pierdan la vida y nos dejen con esta dolorosa y desgarradora experiencia.

La falta de humildad intelectual de este Gobierno nos causa altas pérdidas, porque, si bien es cierto que quedan muchas cosas por hacer, también es falsa la idea de que TODO lo anterior es lo peor, ¿Cuánto le cuesta a la sociedad que su clase política no quiera aprender de experiencias pasadas y tratar de mejorar lo que deba ser perfeccionado? ¿Cómo es que las ganas de “echar vainas” estén por encima de soluciones definitivas? 

Hoy pagamos las consecuencias de tres años de soberbia, presente en los discursos de diferentes actores de este Gobierno, en las pocas inauguraciones que se han hecho en términos de adición de nueva obras publicas. Sin embargo, poco se ocupan del mantenimiento correctivo y preventivo de la infraestructura existente. En fin, no hay manera que exista un discurso que no lleve una surrapa de resentimiento.

Nadie puede controlar la lluvia, ni el mar, ni el viento. Lo único que nos queda es mitigar riesgos y adaptar nuestra ciudad a la realizad caribeña que nos atañe. Así como viven en Venecia por debajo del nivel del mar, como Amsterdam convive con tantos canales, como llueve en Inglaterra casi todo el año, nosotros tenemos que tomar decisiones en función a nuestro lugar en el hemisferio. No podemos seguir poniendo asfalto sobre asfalto, tener grandes infraestructuras sin mantenimiento regular, quedarnos sin movilizar a tiempo las brigadas de corte de árboles y destape del sistema pluvial ¿Cuándo aparecen averías en el túnel de la Núñez con Anacaona, vamos a reclamar a Balaguer? ¿Leonel? ¿Danilo? ¿Jorge Blanco? ¿Guzmán? o ¿Trujillo? 

La culpa realmente será de noviembre.