Los temas de importancia siguen ignorados, arropados con el discurso que insiste en empujar hacia el declive del sistema partidario, combinado con el aroma sutil de arrogancia que perfuma el ambiente, mientras, se ignoran los fallos que debilitan nuestra soberanía y democracia.
La libertad de expresión y manifestación solo funciona para las personas favorecidas de este gobierno, como ha sido más que evidente.
¿Recuerdan que le gritaban cobarde al gobierno pasado porque ponía mujeres policías a cuidar los espacios públicos cuando la Marcha Verde, evitando así altercados? Ahora, es a puros bombazos, y a pesar de que se sabe que no es correcto, la sensatez de quienes antes reclamaban libremente, no les alcanza para reconocerlo.
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Mientras, en un paralelo comparativo, observamos cómo en Nueva York, sí pueden coexistir seguidores y opositores de Trump manifestando sus diferentes apoyos y la policía con su presencia habitual.
Ya no hay tiempo para la “justicia social”, la dirigencia del activismo múltiple (verde, amarillo y negro, ahora con residuos azules), en vista de que son las mismas personas en todo, ya dejaron de interesarse por el medioambiente, el uso eficiente del 4% para la educación, que dicho sea de paso, el inicio del nuevo año escolar luce impredecible y oscuro para nuestros estudiantes, y lo más penoso, es que el país sigue sin las causales, la corrupción es más cínica, la seguridad alimentaria perdió su independencia y el uso de fideicomisos como excusa para la privatización y la evasión de la ley de compras, ya se quiere “normalizar”.
El debate actual en boca de las personas más visibles, se divide en capas de conversaciones, entre ellas podemos señalar: las típicas especulaciones de conocedores de las intimidades de gavetas y expedientes que salen a ventilar “sus verdades”, pero es un mensaje que no está dirigido a las mayorías, más bien, a un reducido grupo que queda advertido y busca su forma de reaccionar, por otro lado, las denuncias que se quedan sin ser tendencia en las redes sociales, pasando desapercibidas en una sociedad cuyos problemas no les permite mucha indignación, y por último, la farándula y el entretenimiento, ahora reforzado con la mezcla de personas montadas en ese tren, sin talento alguno, más que su empeño por ser famosas.
La Semana Santa quedó atrás, ya veremos si abril y su significado en el ideario de este pueblo ante las luchas por las reivindicaciones, aún tiene chance y alguna motivación que mostrarnos.
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